Desde el momento en que llegamos a este mundo, traemos con nosotros un cúmulo único de habilidades. Una combinación irrepetible de potencial que ha sido concedido por naturaleza… y, para quienes así lo crean, también por voluntad divina. Sin embargo, este potencial no se manifiesta por completo desde el inicio; más bien, se va puliendo, despertando y expandiendo conforme nos exponemos al entorno, a las experiencias, y a las decisiones que tomamos en el camino de nuestra vida.
Desde nuestra infancia, absorbemos comportamientos como esponjas. Lo que vemos, escuchamos y sentimos, va moldeando nuestra forma de pensar, actuar y, eventualmente, de crear. En este proceso, las herramientas que nos rodean juegan un papel determinante. Y hoy, una de esas herramientas —quizá la más poderosa y controversial de nuestro tiempo— es la Inteligencia Artificial.
Nos guste o no, la IA ha dejado de ser una simple tendencia tecnológica para convertirse en un agente de cambio. Un "juguete de moda" para algunos, sí, pero también una herramienta con el potencial de moldear nuestros talentos de formas que aún estamos comenzando a comprender. Así como un niño que crece con libros desarrolla una afinidad por el conocimiento, el que crece interactuando con la IA podrá potenciar habilidades que antes tomaban años en desarrollarse.
El punto no es temerle, ni tampoco rendirse ante ella. El verdadero reto está en cómo usamos esta herramienta para despertar eso que ya traemos dentro: ese talento único con el que fuimos concebidos. Porque en la interacción entre el alma humana y la inteligencia artificial, no se trata de reemplazo, sino de expansión.
---
Idea original: abelino.aleman@gmail.com
Texto generado por:
ChatGPT
No hay comentarios:
Publicar un comentario